Con el objetivo de explorar nuevos horizontes, el turismo es sin duda una de las actividades más populares, sobre todo cuando se realiza de forma responsable. Entonces, ¿en qué consiste el turismo ecológico?
¿Qué se entiende por turismo ecológico?
El ecoturismo existe desde hace casi cuarenta años y es una forma de expedición que se practica con total respeto al medio ambiente. A modo de aclaración, esta acepción es un poco reciente, ya que hasta 1983 el arquitecto mexicano Héctor Cebllos no puso en marcha dicha interpretación. Según él, el turismo debe generar una contribución beneficiosa tanto para la ecología como para los destinos de acogida. Aunque se considera que el mexicano es el iniciador de este concepto, ya en 1976, un estudio sobre la relación entre el turismo y su impacto en el medio ambiente fue realizado por Gerardo Budowski en su artículo titulado "Turismo y conservación del medio ambiente: ¿conflicto, coexistencia o simbiosis? ». En 1991, la Sociedad Internacional de Turismo (TIES) definió el ecoturismo, de forma sencilla, como un tipo de aventura responsable. Hacia 2015, la misma institución actualizó esta definición considerándola como un viaje responsable que se centra en la exploración de la naturaleza, y que conserva el ecosistema en las áreas naturales mientras apoya la riqueza y el bienestar de la población local. Esto equivale a decir que el turismo ecológico es una acción turística implicada en el desarrollo sostenible. También sirve como palanca para la preservación de la biodiversidad y los recursos culturales de una región.
Los diferentes principios del ecoturismo
En referencia a las propuestas de la Sociedad Internacional de Turismo, los principios del ecoturismo se basan en algunos puntos clave. En primer lugar, hay que reducir los impactos sociales, físicos, psicológicos y de comportamiento del turismo sobre la ecología. En segundo lugar, el turismo sostenible trata de contribuir permanentemente a la concienciación de las organizaciones interesadas sobre los riesgos culturales y ecológicos de los lugares explorados. También hay que tener en cuenta que el llamado turismo ecorresponsable debe proporcionar experiencias positivas tanto a los turistas como a los habitantes locales. Al mismo tiempo, constituye una contribución económica esencial para la protección del medio ambiente. Esto puede tener un impacto beneficioso en la reserva para la población local. Desde el punto de vista cultural, el turismo verde tiene la obligación de respetar los privilegios y creencias de las comunidades locales y trabajar con su participación para promover su autonomía.
Los mejores destinos para el turismo sostenible
Cuando se trata de explorar el mundo de forma responsable, hay algunos destinos que destacan. Para empezar, es difícil no mencionar a Costa Rica, que es la referencia mundial del ecoturismo. Se distingue del resto por su riqueza en biodiversidad. Es cierto que el 25% de la superficie del país está protegida. Sin olvidar que la fauna presente en el territorio costarricense sigue estando muy preservada. En este sentido, el 6% de la biodiversidad mundial se encuentra aquí.
Por su parte, Canadá atrae a los turistas responsables a través de sus inmensos parques nacionales. A priori, la región ofrece a los viajeros la Reserva Natural del Príncipe Alberto, que tiene una superficie de 3874 km2. Es el destino ideal para admirar los lagos helados. En el parque, la naturaleza ofrece vistas pintorescas formadas por bosques árticos de un verde impresionante. Por otra parte, el Parque Nacional de Gros Morne, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con su impresionante cordillera, es uno de los lugares de ensueño para los senderistas y montañeros.
Brasil es sin duda la nación que ofrece las mejores aventuras con sus bosques amazónicos. Sus lugares poco frecuentados y vírgenes hacen de Brasil el destino ecoturístico por excelencia.
Ecoturismo urbano
Es un error pensar que el turismo sostenible está reservado exclusivamente a las expediciones naturales en la selva o en zonas remotas, pero también puede adaptarse a las grandes ciudades del mundo. Sin embargo, el turismo responsable en las zonas urbanas es a menudo discutido, por no decir que aún no se ha puesto en práctica. Afortunadamente, algunas ciudades están avanzando mucho en el ámbito del turismo sostenible en el contexto urbano. Tomando como ejemplo Oamaru, una ciudad neozelandesa, se ha embarcado en un proyecto de ecoturismo urbano basado en la protección y observación de pingüinos. No sólo Nueva Zelanda está avanzando hacia este desarrollo del ecoturismo, sino también Marruecos. Este destino norteafricano se ha lanzado a la conservación de la naturaleza, la educación ambiental y el ecoturismo urbano a través de un evento cultural dedicado al arte de la jardinería. Las ciudades europeas también están haciendo sus pinitos en el turismo verde, como Zúrich. De hecho, el centro mundial del sector bancario ha instalado un museo de árboles (de unos 2.000 pies) en medio de la ciudad para preservar la ecología.
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